Sexo
Podría
haberlo escrito con mayúsculas, en negrita y entre exclamaciones, pero ni
siquiera le he puesto un punto: no quería deslumbrar ni adornar mediante artificios o embustes, embustes que, por otra parte, nosotros mismos nos hemos ido encargado de
fundar, moldear y apuntalar desde hace algunos años para acá; un error al bautizar
y forjar un concepto tan imprescindible como inevitable y básico; un fallo que
ha pasado desapercibido, que se ha asumido como válido y que a pesar de ser falso podría tomarse a
la ligera pero que cuenta con tal calado en nuestras vidas que ya nunca serán
lo que fueron.
Ha anidado en nuestras profundidades a niveles a los que con total seguridad es, como muy poco, complicado descender. Lo de proceder a extirpar, si es que hubiese algún voluntario para librarse de dicha dolencia, se torna pues el doble de difícil.
Ha anidado en nuestras profundidades a niveles a los que con total seguridad es, como muy poco, complicado descender. Lo de proceder a extirpar, si es que hubiese algún voluntario para librarse de dicha dolencia, se torna pues el doble de difícil.
Lo que vendrá dentro de unos cuantos años, no será difícil, sino imposible de suprimir por estar arraigado a nuestra
naturaleza. Todo lo que nos quedará entonces es preguntarnos qué salió
mal, cómo no lo vimos venir y qué debimos hacer y no hicimos.
Y
es que después de conocer a los asistentes a las reuniones, afectados hasta el
tuétano, lo que cabe esperar es que las generaciones venideras no estarán
igual de afectadas.
Estarán
peor. Mucho peor.
Yo
mismo estoy contaminado: con la era que me ha tocado vivir es lógico, si bien
no atino a saber si soy de los contaminados graves o si puedo llevar una vida
plácida ya que a menudo, y pese a que conseguí realizar una particular investigación
rastreando por cientos de páginas especializadas para relacionarlas con los
diferentes casos a los que me tenía que enfrentar dos veces por semana, al leer
esas cuatro letras, esas cuatro malditas letras, la cabeza se me llena de
imágenes que no se ajustan con lo que es en realidad, con lo que termina siendo,
con lo que, al menos en mi opinión, debería ser, con lo que ha sido siempre que
lo he practicado, con el recuerdo que conservo del sexo, a cada minuto más difuso.
Para
comprender a lo que me estoy refiriendo basta con hacer una sencilla prueba,
regresando sobre mis mismos pasos e iniciando una nueva búsqueda en internet.
s-e-x-o
ENTER
s-e-x-o
ENTER
El
resultado es todo tipo de noticias relacionadas con la biología, la
reproducción, la evolución, y en el ámbito más concerniente al ser humano la
mayoría de entradas están orientadas a la cotidianeidad, a la salud, al amor y
al afecto.
A
la educación sexual.
El
sexo como un rasgo más de los numerosos que nos definen como seres complejos,
inteligentes y poseedores de raciocinio.
En
la segunda parte de este ejercicio llega el contraste, y el
desconcierto, como ya ocurriera a lo largo de mis pesquisas anteriores. Y puede
llegar de una manera un tanto brusca si no se está familiarizado con el medio
ni se entrevé por dónde circulan los tiros.
Aviso.
Toca
cambiar la anterior palabra escrita en el buscador, sexo, por otra distinta, una que tan sólo tiene una letra más y que se
suele asociar mental e automáticamente, incluso me atrevería a decir que entendemos a las dos de un modo fusionado, y que, sin embargo, tiene un significado radicalmente
diferente.
Los
resultados obtenidos también son diferentes. Y radicales. En ocasiones, muy
radicales.
Si
se decide completar la búsqueda indagando también en las imágenes advertiremos
que las diferencias son considerables, por decirlo con delicadeza: dudo mucho
que en esas fotografías exista el afecto, ni hablar ya de amor, por no ir más
allá y afirmar que, en ciertas ocasiones, lo que aparece en la pantalla no es
ni saludable ni, por supuesto, algo digno de pertenecer al ámbito de la
educación.
Por
suerte, en ocasiones, todo suele ser falso.
Una
mentira más.
La
palabra utilizada es porno.
Y
si este par de búsquedas proporcionan resultados tan diferentes es porque ambos
conceptos son diferentes: no es lo mismo el sexo que el porno. El sexo es algo con lo que convivimos, algo real y tangible, es el origen y la evolución.
Es la vida.
Y el porno no tiene cabida en la vida real, o no debería tenerla.
Es ficción.
Es la vida.
Y el porno no tiene cabida en la vida real, o no debería tenerla.
Es ficción.
Es
como pasar la infancia jugando a indios y vaqueros y, una vez llegada la
adultez, seguir creyendo que aún se está jugando e ir por ahí disparando a diestro y siniestro. Y puede resultar una comparación exagerada pero es que ese es precisamente el fallo garrafal que hemos cometido con el cine X:
tomar como doctrina un juego, una simulación, una pantomima, adquirir como
hábito cotidiano algo que no existe, asumir como auténtico algo que no es más que un montaje.
Y
aunque nos envalentonemos clamando al cielo que estamos al tanto, que no se ha descubierto nada nuevo, que me he limitado a recalcar una evidencia, su poso,
el del porno, es bastante más denso y tiene una altura mayor de la que en principio se estima. Para muestra, las dificultades
para llevar una sexualidad plena sufridas por los participantes de las
reuniones que he estado moderando durante estas semanas. Para
muestra Lolo, quien debería haberse hecho cargo de estar al frente de
esas reuniones pero que, por el contrario, estaba entretenido dando rienda
suelta a su fantasía de montárselo con una madurita.
Otro
afectado.
Los síntomas son filias
tan variadas como sentirse irremediablemente atraído por las obesas, las extranjeras o los
miembros de tu propia familia.
O
las maduritas.
O
que sencilla y llanamente no te guste el sexo porque sencilla y llanamente no
sabes practicarlo porque aprendiste recurriendo a algo, a una mentira, que te educó de manera incorrecta.
Porque te miraste en un espejo que creías que reflejaba lo que te envolvía cuando en verdad tenía el cristal distorsionado.
Porque te miraste en un espejo que creías que reflejaba lo que te envolvía cuando en verdad tenía el cristal distorsionado.
Ahora
ellos son los distorsionados, los averiados, los atrofiados, los monstruitos.
Todos los somos.
Parafilias.
Confusiones. Carencias. Ignorancias.
Desinformación.
Y
es que por más que sexo y porno únicamente se distancien por una
letra y nos cueste distinguirlos a simple reflexión no estamos hablando de lo
mismo o por lo menos no deberían tratarse jamás como conceptos gemelos. Muchas
personas de mi generación hacia atrás, todos los asistentes a las reuniones
entre ellos, y otras cuantas pertenecientes a generaciones posteriores o a la
mía propia, Lolo sin ir más lejos, entiende que las dos palabras tienen el mismo significado. Y eso nos lleva a al borde de un precipicio. Y lo cierto es que
todavía no sé qué hay tras la caída. Solamente sé que
ya las colas con un pie posado sobre el vacío ya son numerosas y que lo serán más. Solamente sé que muchos caerán.
Caeremos.
Sexo,
acostarse, hacer el amor, follar, mantener relaciones sexuales, porno. Creen
que todo puede englobarse en el mismo saco pero cada término, sexo y porno, pertenece a una familia y deberían situarse en extremos en los que ni se atisbasen el uno
al otro como he hecho yo en la primera frase de este párrafo. En cambio, si se ha asumido con semejante facilidad algo que es falso
como punto sólido de apoyo, sobre cuántos castillos de naipes no estarán
colocados sus pies, los tuyos, los míos.
Se
están partiendo la cabeza contra un muro y no son capaces de verlo.
A cabezazos contra las puertas.
A cabezazos contra las puertas.
Y no la vemos.
Me incluyo a mí mismo en todo y en todo momento porque personalmente también me costó separar los
dos conceptos en cuestión y es por eso mismo por lo que he querido empezar
escribiendo sexo en minúsculas, sin resaltar y liberada de la presión del corsé
de cualquier signo ortográfico; es mi grano de arena particular para normalizar
algo que debería ser tan corriente como cualquier otra cualidad intrínseca a
nuestros cuerpos y, si conservo tiempo y energía, me encantaría dedicarme de ahora
en adelante a empezar a separar el sexo de la pornografía, aunque sólo sea
centrándome en lo primero negando lo segundo, contar hasta diez si es preciso y
separar el grano de la paja, quedarme con lo real y obviar la ficción.
Quedarme
con el sexo.
A
mi favor tengo que decir que no me supuso demasiado esfuerzo darme cuenta de lo
inexacto de mi pensamiento, apenas he tardado tres semanas, lo cual no
significa que el batacazo, hay posibilidades de que a partir de ahora tenga que sufrir el doble
de caídas que el resto, no doliese y atontase. Para
llegar a este desenlace me fue de inestimable ayuda que una vieja y sólida
amistad me la jugase para traicionarme. A
mí y a toda nuestra generación.
Por
supuesto, también cuentan con un papel destacado, el más destacado, es el
de los asistentes a las reuniones, desde Marisa, que fue la primera en
entrar, hasta Juanpe, el último de ellos.
Y hablando de todos… Quizás no sea correcto decir todos puesto que no todos lo apoyaron pero aun así me parece muy
relevante, alarmante diría yo, así como desconcertante, que una buena parte de
ellos, la mayoría, sí lo hiciera.
A esa mayoría, parece ser, le gustaría ser actor porno.
Pongámonos ahora en la siguiente tesitura.
Dentro de algunos años, en cualquier sitio, cualquiera de ellos tiene un
hijo que llegado el momento de decidir una profesión se decantar por seguir los
pasos de su papá o de su mamá. Imaginemos, que papá o mamá, o los dos,
son actores porno.
Porn Stars.
Tal vez esté precipitándome y la estoy pifiando y tanto a papá como a mamá
les encantaría que sus pequeños se dedicasen a lo mismo que ellos. No lo sé. Y,
bueno, llegados a este punto, no pretendo ser machista, mi juicio de valor
puede ser desacertado pero no deseo caer en el sexismo que para eso ya está el
porno, mi intención no es esa en absoluto, pero sí que me atrevo a decir que,
al menos en general, los tíos lo tienen bastante mejor en las lides del cine
para adultos: es algo inventado por hombres y hecho, en general, para hombres,
aunque, por supuesto, haya mujeres que también lo disfruten. Pese a esto, es habitual, así como lógico, que quien más beneficio obtenga de
la pornografía sea el hombre puesto que es él quien suele llevar la batuta; quien suele
perforar, a veces, demasiadas, sin demasiado tacto, cualquier agujero de la
anatomía femenina con cualquier objeto que se les ocurra, aunque la naturaleza, o la industria, no lo haya diseñado para semejante fin ni a uno ni a otro; son ellos quienes
escogen, quienes deciden, quienes desvisten, quienes manosean, quienes lamen,
quienes relamen, quienes embisten hasta caer rendidos. Son ellos quienes tienen la situación tan controlada, a veces atada de pies y manos,
que deciden incluso el instante de caer y el lugar al que quieren caer.
Ellas suelen estar sólo de cuerpo presente.
Me gustaría saber otras opiniones, nada en el mundo me gustaría más, a fin de cuentas esta opinión la he escrito para mí mismo y no es obligatorio que
nadie esté de acuerdo conmigo. En algunos pensamientos y opiniones reina la soledad más
inmisericorde pero de todos modos siento que algo me obliga, aquí dentro del
pecho, a pronunciarme y a decir que no.
Niego aunque conlleve soledad.
No. No me gustaría por nada del mundo que mi hijo o mi hija participasen en
ese comercio de la carne, en ese inmenso escaparate de alcance mundial, en
esa destreza para chasquear los dedos y al segundo ver apaciguados nuestros ardores, por otra parte, y con frecuencia, infundados.
No. El agua cuando se tiene sed es el bien más valioso, la meta que al
alcanzarla baña nuestros cuerpos de felicidad. Pero beber sin tener sed…
No. Y beber otra cosa que no sea agua, pase, pero beber algo que no sea
agua cuando ni siquiera se tiene sed…
No.
No.
Reviviré la comparativa que hice en el aula: prostitución y pornografía.
Porque la prostitución podrá ser un trabajo como otro cualquiera, por más
que yo sea incapaz de verlo así puesto que creo que siempre debe haber otra
alternativa y que la suerte nunca debería ponernos en la encrucijada de tener que dar el paso de vender
nuestros cuerpos y que si acaso lo hace, tal vez, nuestra vida no merezca ser vivida,
ahora bien, habrá quien lo ejerza con honestidad y con la cabeza alta, y el
corazón silenciado, pero tampoco en este caso podemos hablar de estar frente a un par de sinónimos.
Puede que se parezcan mucho y que, en esencia, estén relacionados, pero, eso
sí, bajo mi punto de vista, las putas realizan su cometido laboral con
discreción; sus aventuras y desventuras no son vistas y diseminadas por las pantallas
de todo el planeta y eso las honra, sin duda; nunca jamás adquirirán notoriedad, ni falta que les hace y pocas ganas, supongo, les quedarán de ser famosas.
Insisto: no estoy juzgando a nadie que se dedique a esto, ni a chicas ni a
chicos. Habrá quien pueda rebatirme que llevado con dignidad es un empleo más,
que la vida a veces no te deja otra salida y miles de argumentos más. Yo ya me
he pronunciado al respecto. Creo que es una modalidad de esclavitud más antigua
que el andar que ha perdurado hasta nuestros tiempos.
Y yo no quiero vivir una vida que me quiere esclavo.
Aun así, de acuerdo, por el momento me mantendré firme en mis convicciones pero
puedo llegar a torcer el brazo si es preciso, a lo mejor me cuesta un poco más aceptarlo porque me
conozco bien y sé que jamás podría llegar a hacer algo así. A lo mejor todo se
deba a un problema de agallas.
O de insensatez.
Y ahora sí ha llegado el momento de juzgar.
Porque a todo el que hace porno ya puede darle con brío y hacerlo con toda
la honestidad que quiera y alzar la cabeza tanto como se le estire el cuello
porque el corazón no es que lo tenga silenciado, es que lo tiene sordo. Y además lo de no saber el significado de ciertas palabras es para hacérselo mirar...
Porque, a ver, estrella del porno, seas hombre o mujer, si te pagan por follar con
gente que no conoces y a la que, por supuesto, no profesas ningún tipo de sentimiento,
¿cómo se le puede llamar a eso? ¿Y si lo haces delante de una cámara que te
graba? ¿Y si te ven miles de personas a través de internet desde
cualquier esquina de la tierra?
No. No es lo mismo, me dirás. Y yo aceptaré tu respuesta como válida.
Aunque sean lo mismo.
Porque el porno puede estar cimentado en el mismo terreno que la prostitución pero el al mismo tiempo tiene algo que parece bastar para desentenderse de un término con el que guarda muchas semejanzas: el glamour, la fama, el dinero.
Aunque sean lo mismo.
Porque el porno puede estar cimentado en el mismo terreno que la prostitución pero el al mismo tiempo tiene algo que parece bastar para desentenderse de un término con el que guarda muchas semejanzas: el glamour, la fama, el dinero.
Otra cosa es que sea un glamour del cual presumir.
Y por esa razón me decanto por apoyar a las putas en lugar de a las estrellas del cine X. Porque las putas saben que lo son y saben lo que hacen. Los actores de porno parece ser que todavía no lo han entendido.
Y por esa razón me decanto por apoyar a las putas en lugar de a las estrellas del cine X. Porque las putas saben que lo son y saben lo que hacen. Los actores de porno parece ser que todavía no lo han entendido.
Nuevamente, me fallan mis agallas, mi insensatez. Supongo…
Y lo siento, juro y perjuro que lo siento, pero es que superior a mí. Me
pongo paternalista quizás, peco de sobreprotector, no lo sé, y situando a la
misma altura a un chico como a una chica, me niego, o me negaría, en rotundo
además, a que mis hijos trabajasen en ese mundillo. En el hipotético caso de ser padre puede que mi profesión no me parezca apropiada para mis hijos por ciertas razones y si llego a verme en esa situación le aconsejaría lo mejor que pudiese y tanto como pudiese pero creo que nunca le diría no quiero que te dediques a lo mismo que yo.
¿Qué clase de personas se te acercarían? ¿Qué querrían de ti: tu
personalidad o tu cuerpo? De primeras, creo que está bastante claro, lo obvio es lo que resalta, lo que obtenemos de primeras. En el caso
de que fuese un chico, ¿se enamorarían de ti o tan sólo querrían comprobar si
la longitud de lo que han visto en la pantalla no está trucada? Será un arrebato de
orgullo absurdo pero no me gustaría que quisieran a mi hijo por una sola parte
de su cuerpo, excepto si hablamos del corazón. Ni a mi hija tampoco,
claro.
Tampoco es que abogue por llegar virgen al matrimonio ni nada de eso pero
es que, situándome yo como protagonista, no sé cómo me tomaría empezar a salir con alguien cuyo bagaje sexual ya
ha tocado techo, como sería besar una boca que ha estado más ocupada de lo que
las de la gente de a pie estarán a lo largo de toda su vida, acariciar una piel
magullada de palpamientos, entrar en un cuerpo saciado de por vida para darle
algo que ha obtenido anteriormente una y un millón de veces…
Y si en lugar de un hijo fuese una hija…
Dios, debería haber sacado este mismo ejemplo delante de Ana y de paso ponerla
contra las cuerdas, acorralarla sin derribarla, plantearle que si de verdad a
ella le gustaría dedicarse el porno es probable que también diese el visto
bueno para que su hija lo hiciese, para que llegase un día en el que la niñita de sus ojos caminase
por la calle tranquilamente, se le arrimase alguien, uno o varios tipos, le ofreciese dinero, se
subiese a una furgoneta y se la follase allí mismo, circulando por toda la
ciudad, delante de toda la ciudad, siendo vista en vivo y en directo por toda la ciudad.
Lo siento, estoy divagando, lo siento. Me he pasado de la raya. Es culpa mía, o de mis padres, que siempre me inculcaron aquello de no
aceptar caramelos de nadie. Es lo más seguro. Seguro que es eso lo que me está
pasando.
Pero es que me produce escalofríos pensar en algo así, ya sea hijo o hija ¿No crees que
es escalofriante, Ana? ¿O es que te gustaría que a tu hija la rodearan entre
varios tíos con erecciones de caballo y la penetraran hasta que perdiera el sentido? ¿Es eso un
trabajo digno? Si lo quieres para ti, tampoco te importaría que tus hijos lo
hicieran, ¿no? Te lo pregunto porque yo no lo sé. Joder, es que, como decía
hablando de la prostitución, siempre tiene que haber otra opción, hay que mirar
hasta debajo de las piedras para dar con ella.
Y si no la hay se inventa.
¿Te gustaría ver a tu hija con puños, de plástico o de carne y hueso,
insertados en su boca, en su coño, en su culo? ¿O preferirías tener un niño y
que fuese él quien inserta su descomunal verga en cualquiera de esos orificios?
No me sorprendería que prefirieses tener un hijo. Son las mujeres las que se
quedan embarazadas, ¿no? Mejor librarse de ese pormenor, pues es muy diferente
que el niño preñe a una que tener una hija y que te la preñen, dónde va a
parar.
Si dices que te gustaría ser actriz porno, Ana, supongo que estarías por la
labor de que una multitud de hombres no sólo te follara sino que también se
corriera sobre ti, en tu cara, embadurnándote hasta que no pudieses abrir los
ojos, ¿no? ¿O te gustaría más que se te corrieran dentro? que te hicieran, ¿cómo
se llama? un creampie, eso es. A lo mejor te gustaría más eso.
Y también existe la modalidad anal…
Por no hablar de todos esos hombres, muchos, no importan cuantos, siempre
son demasiados, que eyaculan en un bol y esperan a que la chica de turno se lo
beba.
También pueden acabar directamente dentro de tu boca y se ahorra el presupuesto del bol…
Creampie, pastel de crema. Increíble...
Espero que todas las que consienten que las rellenen como si fueran un pastel tomen la píldora... Ya
estoy viendo a toda una generación surgida del porno, nacidos a través del
porno, quiero decir por su culpa, a raíz de una chica que se quedó embarazada en un rodaje porque
olvidó tomar la píldora, o quizás todo fue debido a un espermatozoide imbatible
que venció muros de anticonceptivos, y de ese accidente brotan otros tantos
más y se expanden como una pandemia.
Identificar al padre, en según qué casos, iba a ser una labor bastante ardua.
Concebido por un creampie que salió mal. Qué honor, cuánto amor, un hijo
deseado sin duda.
Podría pasar. Cosas más raras se han visto.
Podría pasar. Cosas más raras se han visto.
Y no es que yo sea el rey de los exquisitos, reitero, porque si por lo
menos son ellos los que eligen profesión, perfecto. Si además les gusta lo que
hacen, el doble de perfecto. Ahora bien, ¿y si es algo que algo o alguien les
impone? ¿Y si lo único que les motiva de su empleo es ganar espuertas de dinero?
Me explico: he visto a chicas con cara de asco haciendo mamadas, notándose
a la legua que no le gusta hacerlas o que, algo que creo más probable, no le
gusta hacérselas al tío que le han encasquetado o que no le gusta hacerlas como
quiere que se la hagan el tío que le han encasquetado, algo que también es bastante probable.
También las hay que una vez han empezado a follar no saben disimular que no
están precisamente disfrutando y apenas se molestan en fingir que tienen el
chocho reseco sin que les falten motivos para tenerlo así.
No sé con quién me quedo, la verdad, con la que finge y parece estar
pasando el mejor rato de su vida o con la que se pasa el polvo con una cara que
es un fiel reflejo de lo que le corre por dentro.
En cuanto este tío se me corra donde se le
antoje habré ganado unos cuantos billetes. ¡Qué bien me van a venir!
En los dos casos, la hipocresía ha sido llevada hasta un límite que me
produce asco. A ellas se les adivinan, no siempre, ciertos escrúpulos que han
sido amordazados por un fajo de billetes, y no siempre. A ellos, como mucho y en
el peor de los casos, se les atisba algo de timidez, sofocada apenas la chica le
enseña las tetas. Eso sí, ellos a veces mantienen un gesto tan impasible que
más que follando parece que están recapacitando sobre los misterios e
incongruencias de la existencia.
En cuanto me corra me pagas, que tengo prisa.
En cuanto me corra me pagas, que tengo prisa.
¿Y qué me dices de lo terribles que son a veces las escenas de sexo anal? ¿En
serio te gustaría ser actriz porno, Ana? Habrá a quien le fascine este tipo de
sexo, y yo lo respeto, soy un total desconocedor en dicha materia, pero a las chicas
que se les ve sufrir es para parar la escena y volverle a preguntar si de
verdad quiere continuar y someterse como lo está haciendo. ¿O de verdad les
gusta que le dilaten el culo tanto que esos puños de plástico le entren sin
necesidad de recurrir a un lubricante?
En esos casos, y sea como sea, tan sólo espero, y deseo, que le hayan
pagado bien.
Tendrán que invertir gran parte de ese dinero en farmacia.
Espero que te paguen bien, Ana.
Espero que te paguen bien, Ana.
En fin, supongo que no estoy siendo justo con Ana. Acabo de darme cuenta de un pequeño detalle: ella no dijo en ningún momento que quisiese ser actriz porno, pero sí que se pronunció
con respecto al dinero que se gana en ese sector, algo que me parece muy
relevante. Quién sabe la suerte que va a correr y a donde la va a situar el
viento del destino. Tal vez esté afirmando algo que luego tenga que tragarme,
ojalá sea así, pero algo me dice que si le ofrecieran la oportunidad de ser una
estrella del porno, Ana firmaría.
En cualquier caso, siendo honestos, fueron ellos quienes levantaron la
mano, los chicos, todos salvo Javier. Ellos conformarían el elenco de la película,
un plantel totalmente masculino.
Creo que Los Hijos del Porno
sería un buen título para esa película.
Y en estas palabras no hay ni una pizca de envidia, en ninguna de ellas. Lo
prometo. No estoy frustrado porque nunca seré una máquina de follar envidiada
por cientos de miles de fans. De tíos, quiero decir. Aunque supongo que debo ser coherente y que también me admiraría alguna que otra tía. El caso es que sé de sobra que no daría la talla por varios y
diversos factores. Lo tengo asumido y me sé de memoria mis limitaciones, así que
puedo tolerar que me llamen gilipollas, mejor eso que envidioso, y también
toleraría que me tachasen de inmaduro, por ejemplo. Pero es que soy así: puedo
aguantar un tiempo, el que sea, puede ser un mes o pueden ser 20 años, en un
trabajo que no me llene siempre y cuando merezca la pena por un solo motivo.
Pero si no existe ni un solo motivo no podría aguantar ni por el dinero.
Si mi postura está totalmente errada, buscadme debajo de los puentes. Ese será
el hogar que el futuro me tiene fijado.
Quizás lo único que me pasa es que estoy demasiado intoxicado por lo acaecido estos días y los problemas de los participantes en las reuniones y
la cabeza todavía no me funciona demasiado bien.
Ni la cabeza ni ninguna otra parte de mi cuerpo porque si he de ser sincero
hace tiempo que casi no siento cosquilleos del vientre para abajo. Cuando percibo
una leve señal de excitación, el sexo y el porno
se entremezclan en mi frente y mis pensamientos son una amalgama de coños y
pollas, pelotas y tetas, flujos y sudores, que termina provocándome arcadas.
Quizás me esté pasando lo mismo que a Ana y el sexo ha dejado de interesarme. Después de semejante atracón de porno, tendría sentido.
Puto Lolo. Espero que al menos se lo esté pasando bien con Sandra la madurita.
¿Y qué será de Rita? debería llamarla pero, ¿quién soy yo para contarle lo
que está haciendo el cerdo de su novio? Porque tengo amistad con ella pero la
conocí por él...
De todos modos no está bien que la dejé así, estaría colaborando al engaño. Puede que encuentre solución en internet. Había una categoría pornográfica
de infieles si mal no recuerdo pero
dudo que vaya a serme de utilidad.
Ahora mismo no sé por dónde sacar la cabeza. Entre lo de Lolo y Rita y lo de llevar días sin empalmarme, estoy pero no estoy.